martes, 15 de julio de 2014

CONCIERTO HOMENAJE



Como el programa del evento muy bien informa, el concierto se celebró para conmemorar el Bicentenario del nacimiento de Chopin y el 150 aniversario del nacimiento de Mahler, nacidos respectivamente en el 1810 y en el 1860 con sus primeros trabajos pianísticos y sinfónicos.
En la primera parte del concierto, tuvimos el placer de escuchar el Concierto para piano y orquesta nº1 en mi menor de Chopin, que es considerado una obra temprana que preludia lo que sería más adelante el romanticismo chopiniano. Está compuesto en el año 1829, cuando Chopin contaba con diecinueve años, así que bien puede ser considerado como un resumen de la literatura pianística del compositor.
Esta partitura es destacable por la brillantez y expresividad de la parte pianística, y por la belleza del movimiento lento que preludia, y nunca mejor dicho, lo que en pleno Romanticismo serán los preludios chopinianos.
Schumann  describió este concierto como una continuación de Beethoven.

La segunda parte consistió en la interpretación de la primera sinfonía de Mahler. 
La sinfonía, llamada “Titán”, toma su nombre de una novela de de Jean Paul.
Al estrenarse la obra por primera vez en el año 1889 con el nombre de “Poema sinfónico”, fue calificada de “vulgar y sin sentido”, pero hoy en día se ha convertido en una de las sinfonías más apreciadas de Mahler puesto que no es tan larga como los demás trabajos sinfónicos del autor y es, por tanto, amena e interesante a la escucha.
La sinfonía consta de cuatro movimientos:
1.           Langsam, schleppend: despacio
2.           Kräftig bewegt: movimientos fuertes.
3.           Feierlich und gemessen, ohne zu schleppen: Solemne y mesurado sin arrastrar
4.           Stürmisch bewegt
Mahler también fue compositor de canciones, las cuales, incluyó en sus sinfonías. En la sinfonía que nos ocupa, incluyó la canción: “Lieder eines fahrenden Gesellen” (Canciones de un caminante), que se puede escuchar en los movimientos inicial y final de esta sinfonía.
Originalmente, la sinfonía tenía un movimiento adicional llamado Blumine (Florecillas). Sin embargo Mahler retiró este movimiento; y en la actualidad casi nunca se interpreta con la sinfonía, aunque sí por separado.

El día 30 de enero tuvo lugar en el Auditorio Nacional el concierto referido, al cual asistió una gran afluencia de público entusiasta de la música que acudió, principalmente, a escuchar la sinfonía de Mahler, muy popular en los ciclos de conciertos.

... Y comenzó el concierto…un elegante Dejan Lazic hacía su entrada en el escenario del Auditorio Nacional para interpretar el concierto nº1 de piano de Chopin junto con la Orquesta sinfónica de Bamberg.
En los dos únicos conciertos para piano que escribió Chopin, hay una gran musicalidad en dónde se da especial importancia a la línea melódica del piano.
Respeta el principio de la doble exposición, en el cual, la orquesta presenta el tema principal antes de que el piano tome las riendas casi absolutas de la música, relegando la orquesta a un segundo plano, así, los conciertos de Chopin pueden interpretarse prescindiendo de la orquesta.
El concierto comenzó con el Allegro maestoso interpretado por el pianista con una gran habilidad y destreza debido a su extremo virtuosismo. Pianista y orquesta mantuvieron en todo momento una buena comunicación y estuvieron compenetrados gracias, en gran parte, a la maravillosa dirección de Nott.
Al Allegro le siguieron los dos siguientes movimientos: Romaza y Rondó, siendo destacable la musicalidad y la sensibilidad del tiempo lento.

Dejan Lazic interpretó bien el concierto haciendo gala de su formidable técnica pianística, pero dejando mucho que desear en la calidad de sonido emitido, pues por momentos, el piano quedaba en un segundo plano siendo sepultado por el tutti orquestal en muchos de los pasajes. No obstante, al final de concierto, el público, satisfecho, rogó un bis al pianista. 
Este concierto, en sí constituyó todo un homenaje a Chopin por el hecho exclusivo de interpretar la primera de sus obras para piano y orquesta en la celebración de su bicentenario.


En la segunda parte del concierto tuvimos el placer de escuchar la primera sinfonía de Mahler, cuya interpretación, a cargo de la orquesta, fue sublime.
Se pudo apreciar muy bien el genio natural de Mahler para la orquestación, el cual se vio perfeccionado por su constante actividad como director. Esta perfecta combinación de orquestación fue especialmente novedosa es el tratamiento del viento metal y viento madera, de entre los cuales destacó la interpretación del oboe solista y de los fagotes.
Importante fue también la plantilla de contrabajos y la de percusión.

Como comenta el director de El Cultural: “Los músicos de la Bamberg, parecen absorber la energía de las raíces mismas de la tierra y son capaces de conectar con la centenaria tradición germana”.
 Así pues, y muy de acuerdo con esta afirmación, se puede decir que el entusiasmo del director por Mahler fue transmitido a la orquesta de manera excepcional dando al público la oportunidad de escuchar y sentir ese mahlerianismo del que hace gala Nott en cada una de sus interpretaciones que constituyen en sí mismas y a todos los efectos un homenaje.




                                                                                    Lourdes MS Figueroa

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