domingo, 30 de agosto de 2015

Jaufré Rudel, el trovador que cantaba al Amor de lejos

Pese a mis estudios musicológicos,  nunca escuché hablar de este trovador hasta que me leí por pura casualidad un libro llamado La Boda de Leonor, escrito por Mireille Calmel, que cuenta la historia de Leonor de Aquitania desde el momento en que se promete con el rey Luis VII.
A Leonor le encantaba rodearse de trovadores con renombre, por ello contaba con la presencia en su corte de Bernart de Ventadorm y Jaufré Rudel. Sin embargo, la figura de Bernart de Ventadorm no se hace tan indispensable en el libro como la de Jaufré, motivo por el cual, resolví investigar más profundamente sobre este personaje al terminar la lectura.
Mirelle, a través de la mirada de Loanna de Grimwald, la narradora, la druida y la protagonista de la historia, nos describe  a Jaufré de la siguiente manera: "Leonor, altiva, contempló a aquel joven de veinticinco años, ni guapo ni demasiado feo, ni alto ni bajo, frágil como una mujer, con rasgos tan finos que parecían de cera [...]" "[...] Leonor avanzó hacia él, y Jaufré se inclinó en una reverencia que acentuó su ridículo. Me produjo algo más que lástima como la presencia de un animal herido. [...]"

Lo que descubrí tras acabar el libro fue que la biografía de Jaufré que nos ofrece Mireille estaba basada en la realidad, aunque también en su leyenda, porque Jaufré Rudel fue también un personaje legendario a quien diversos escritores le dedicaron estudios y libros.
 Dicen que Jaufré Rudel fue un trovador enamorado de la distancia e inventor del motivo del Amor de lejos à L´amour de loin o Amor de lonh o Amor de terra londhana.
Me resulta así llamativo y original que el nombre del gran amor ficticio de Jaufré en el libro de Calmel, sea Loanna (extrañamente parecido al término provenzal londhana). Según Calmel, Jaufré, al no poder estar con su verdadero amor por una serie de problemas burocráticos... decide participar en la Segunda Cruzada, pero una terrible enfermedad se cierne sobre él y ha de desembarcar medio muerto en Trípoli, donde es socorrido por la princesa Hondierna de Trípoli, de la que se decía que era la mujer más bella del mundo.
La muerte de Jaufré Rudel

Lo que cuenta la historia real es que Jaufré participó en la Segunda Cruzada y que murió en brazos de una bella mujer; unos dicen que se trataba de Melisenda, -hija de Raimundo I-, y otros dicen que fue en el regazo de la princesa Hodierna de Trípoli, sobre el que nuestro trovador vio la luz por última vez. Esta última podría ser la afortunada destinataria de las románticas canciones al amor imposible y nunca consumado al que cantaba Jaufré.
Sin embargo, la leyenda reza que el trovador pudo haber decidido embarcarse en un largo viaje con la intención desesperada de hacerle un recital privado a la princesa Hodierna, teniendo la mala suerte de morir de fiebres y de amor nada más llegar, siendo el bello rostro de la princesa de tierra lejana (Amor de terra londhana) lo último que verían sus ojos:

"Él enfermó estando en la nave y fue llevado a Trípoli, a un albergue tenido por muerto. Se lo hicieron saber a la Condesa; y ella fue a él (supongo yo que sabiendo de su existencia y su condición de trovador) y lo tomó en sus brazos. Y él supo que era ella, que era la Condesa y al momento recobró el oído y la respiración, y loaba a Dios que lo había mantenido con vida hasta que la hubo visto. Y así murió entre sus brazos. Y ella lo hizo sepultar con gran honor en la casa del Temple. y luego, en aquel mismo día, ella se hizo monja, por el gran dolor que sentía por la muerte de él."

Parece ser que Jaufré murió realmente de amor por la princesa de Trípoli, de cuya belleza y persona se habría enamorado locamente sin conocerla de nada más que de oídas.
De su repertorio solamente han resistido el paso del tiempo seis u ocho canciones, teniendo el honor de poseer entre su repertorio conservado la considerada como la primera canción de "pura nostalgia":  Lanquan li jorn son lonc en mai
"Por mayo, cuando los días son largos,
 me agrada el dulce canto de los pájaros de lejos, 
y cuando me aparto de allí, me acuerdo de un amor lejano; 
voy de humor apesadumbrado y cabizbajo, 
de tal suerte que ni la poesía ni la flor del blancoespino 
me placen tanto como el invierno helado."  





Je chante d´un amour de lonh


 Lourdes Martín-Serrano, musicóloga

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